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Talentosa e influyente, la propuesta de este innovador musical –al mismo nivel que David Bowie, según TheTelegraph– revela su gran criterio a la hora de echar mano a una enorme diversidad de elementos de distintos géneros musicales, entre los que destacan el funk, el R&B, el new wave, el soul, el blues, el rock, sin dejar a un lado el jazz. Y es que para Prince no había escalones ni rutas preestablecidas por las cuales transitar. Lo mismo usó herencias del funk como de técnicas de producción del rock para blancos. Su sonido incorporaba algo de ambos géneros y de muchos otros. Gustó tanto que, desde sus inicios, la crítica siempre se interesó en su destreza para experimentar con múltiples sonidos.
Hay perlas enterradas por todas partes, así lo declaró en una entrevista, y con esa consigna, Prince, en cuanto a artista, consiguió utilizar todo tipo de materiales que le fueron accesibles para crear una multifacética obra de gran singularidad que abarca piezas musicales, centenares de videos sobre dichas piezas, tres largometrajes, la película de un concierto en directo con puesta en escena, películas para televisión, un ballet orquestal, cómics autorizados, una interpretación coreográfica de la Odisea de Homero, y libros. (iM-rrc)